Aceptemos la locura
Aceptemos la locura abiertamente, hombres
de mi generación. Sigamos
los pasos de esta edad destrozada:
mirémosla cruzar la tierra opaca del Tiempo
hacia la casa cerrada de la eternidad
con el ruido que la muerte tiene,
con el rostro de las cosas muertas y que no se diga
que queríamos más; buscamos para encontrar
una puerta abierta, una hazaña absoluta del amor
que transformara la aciaga oscuridad del día; pero
encontramos infierno y niebla
sobre la tierra, y en nosotros mismos
un pantano descompuesto de tumbas descomunales.
Traducc. de Alberto Blanco
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