domingo, 26 de mayo de 2013

THELMA NAVA





Casi el verano

Yo no digo que el sol, inaprehensible sueño de mi piel
entabla una demanda amorosa contra el latido del día.
Digo solamente que mi amor es un gajo desnudo
que se cubre con hojas de ruibarbo y jazmines embotellados.
Mi amor está desnudo y ha empezado a tatuar corazones en el viento,
iconoclastas corazones dispensadores de azules albas.

Nunca la música ha cabalgado en potros más esbeltos.
Los antiguos pavorreales del verano han empezado
a mirarse desplegando sus arpas de colores.

A la luz del verano salta, canta, corazón.
El aire quiere dormirse junto a tu boca.
Tu corazón es una maquinaria secreta que me traga.
La lluvia nos conduce de la mano hasta el pan tierno de su  abrazo.
A sus puertas estamos. Sobrecogidos y aromados.

La mañana no quiere parecerse a ninguna.
En el viento cercano una palabra tiembla.
La niña ciega alcanza el sueño de la abeja.
En tanto que nosotros transcurrimos.

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