sábado, 20 de septiembre de 2014

AMALIA BAUTISTA









Luz del mediodía



Ni tu nombre ni el mío son gran cosa,
sólo unas cuantas letras, un dibujo
si los vemos escritos, un sonido
si alguien pronuncia juntas esas letras.
Por eso no comprendo muy bien lo que me pasa,
por qué tiemblo o me asombro,
por qué sonrío o me impaciento,
por qué hago tonterías o me pongo tan triste
si me salen al paso las letras de tu nombre.
Ni siquiera es preciso que te nombre a ti,
siempre nombran la luz de mediodía ,
la fruta, el paraíso
antes de la expulsión.



Imagen: El primer beso Salvador Viniegra y Lasso de la Vega, 1891.




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