Y la muerte
perderá su dominio.
Los muertos
desnudos serán un solo muerto.
Con el hombre en
el viento y la Luna de occidente;
cuando se
descarnen los huesos y desaparezcan los huesos.
Donde hubo codos
y pies aparecerán estrellas.
Y aunque se
sumerjan en profundas aguas tendrán que resurgir.
Y aunque los
amantes se extravíen perdurará el amor.
Y la muerte
perderá su dominio.
Y la muerte
perderá su dominio.
Bajo los
remolinos del mar
aquellos que
yazgan largamente no morirán en la tempestad
retorciéndose en
el tormento, cuando cedan los tendones
atados a una
rueda no podrán destrozarse;
entre sus manos
la fe se romperá en dos
y el Unicornio
del mal los atravesará.
Y hendidos por
todas partes no se desmembrarán.
Y la muerte
perderá su dominio.
Y la muerte
perderá su dominio.
Nunca más las
gaviotas gritarán en sus oídos
o se romperán
las olas tumultuosamente en la ribera;
allí donde se
abrió una flor nunca más otra flor
ofrecerá su
cabeza a los golpes de la lluvia.
Y aún locas o
muertas como clavos
atravesarán la
margaritas con sus cabezas de señoras;
irrumpiendo
sobre el Sol hasta que el Sol se desprenda.
Y la muerte
perderá su dominio.
Versión de Waldo
Rojas.
Imagen: Miguel
Ángel Buonarroti, Juicio Final (detalle de la Resurrección de los muertos).
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