Vida garfio
Amante: no me lleves, si
muero, al camposanto.
A flor de tierra abre mi
fosa, junto al riente
alboroto divino de alguna
pajarera
o junto a la encantada
charla de alguna fuente.
A flor de tierra, amante.
Casi sobre la tierra
Donde el sol me caliente los
huesos, y mis ojos,
alargados en tallos, suban a
ver de nuevo
la lámpara salvaje de los
ocasos rojos.
A flor de tierra, amante.
Que el tránsito así sea
más breve. Yo presiento
la lucha de mi carne por
volver hacia arriba,
por sentir en sus átomos la
frescura del viento.
Yo sé que acaso nunca allá
abajo mis manos
podrán estarse quietas.
Que siempre como topos
arañarán la tierra
en medio de las sombras
estrujadas y prietas.
Arrójame semillas. Yo quiero
que se enraícen
en la greda amarilla de mis
huesos menguados.
¡Por la parda escalera de
las raíces vivas
yo subiré a mirarte en los
lirios morados!
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