El pretendiente
Nos acostamos
dándonos la espalda. Las cortinas
suben y bajan
como el pecho de
alguien que duerme.
El viento mueve
las hojas del viejo boj,
mostrando sus
claros reversos
al dar la vuelta
todas a la vez
como un banco de
peces.
De pronto,
comprendo que soy feliz.
Durante meses
este sentimiento
se ha estado
acercando, ha permanecido
en breves
visitas como un tímido pretendiente.
Traducción de Hilario
Barrero.
Imagen: Clare
Elsaesser, Asleep.
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