Desde la Torre
Retirado en la paz de
estos desiertos,
con pocos, pero
doctos libros juntos,
vivo en conversación
con los difuntos
y escucho con mis
ojos a los muertos.
Si no siempre
entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o
fecundan mis asuntos;
y en músicos callados
contrapuntos
al sueño de la vida
hablan despiertos.
Las grandes almas que
la muerte ausenta,
de injurias de los
años, vengadora,
libra, ¡oh gran don
Iosef!, docta la imprenta.
En fuga irrevocable
huye la hora;
pero aquélla el mejor
cálculo cuenta
que en la lección y
estudios nos mejora.
Imagen: Fernando
Botero, Naturaleza muerta con libros, 1999.
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