Cuando la luz de la
luna cae sobre mi lecho,
sé que en tu lugar de
descanso,
desde las amplias
aguas del oeste,
llega una gloria
trepando los muros:
el mármol brillante
aparece en la oscuridad,
arrastrándose
lentamente sobre la plateada llama
que recorre las
letras de tu nombre,
y el número de tus
años.
La mística gloria
nada en la distancia;
fuera de mi lecho la
luz de la luna muere;
y cerrando los
párpados de agotados ojos,
duermo hasta que se
diluya el crepúsculo:
y entonces sé que la
niebla ha cubierto
con su lúcido velo
todas las costas,
y en una iglesia
oscura como un fantasma
el destello de tu
lápida reposa hasta el alba.
Imagen: Jacob
Ruysdael, El cementerio Judío, hacia 1657.
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