Despierto y siento la
piel de la oscuridad
Despierto y siento la
piel de la oscuridad, no el día.
¡Qué horas, oh, qué
horas negras hemos pasado
esta noche! ¡Cuántas
visiones, corazón mío; cuantos caminos recorriste!
Y todavía has de
recorrer más, en tanto se demore el alba.
Doy testimonio de
cuanto digo. Pero donde digo
horas quiero decir
años, quiero decir la vida. Y mi lamento
son innumerables gritos,
gritos como cartas a ciegas lanzados
hacia el queridísimo
que vive, ¡ay! tan lejos.
Estoy irritado, lleno
de rencor. La más profunda ley de Dios
me ha hecho paladear
la amargura: mi sabor era yo;
huesos tallados en
mí, carne colmada, sangre rebosante del maleficio.
Autofermentada de
espíritu, una insulsa masa se agria. Veo
así a quienes están
perdidos y su flagelo ha de ser
como yo soy el mío,
sus sudorosos egos; pero aun peor.
Traducción de Delia
Pasini.
Imagen: Golucho,
Retrato de insomnio, 2006.
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