Despedida
Cada despedida es la
última despedida
precursora, como cada
lecho es el último lecho.
Como todos los
caminos mortales conducen
al fin donde el amor
no puede salvar.
En la oscuridad
ciudadana de las calles,
nos despedimos -y
esto pesa como el plomo-,
nos volvemos, nos
saludamos y, abandonados,
doblamos la esquina,
y ya es la muerte.
Versión de Henriette
Colin.
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