Viaje al centro de la
Tierra a la manera de Julio Verne
Penetro poco a poco
en tus entrañas
buscando en las
honduras silenciosas,
en mundos subterráneos
no hollados
un país que se llama
con tu nombre.
Un ardiente rumor, un
canto antiguo,
un temblor procedente
de tu templo
viene desde lo oscuro
hasta encontrarme
y acompasa su son a
mi latido.
(La espada que
atraviesa la coraza,
el barreno que horada
galerías,
un árbol cuya copa
roza el cielo,
una antorcha que
hiende las tinieblas.)
Cabalgo por praderas
siempre verdes,
vadeo la corriente de
tus ríos,
descanso en la
frescura de tus valles
y escalo las montañas
de la luna.
Lenguas de lava, nieve,
un gran destello,
el final del dominio
de las sombras
y la luz cegadora del
creyente.
Y el reposo al amparo
de las viñas.
Imagen: “Ce n’est
qu’une forêt de champignons”, dit-il. Ilustración de Édouard Riou para
la edición de 1864 de Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne.
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