martes, 25 de febrero de 2014

LI-YOUNG LEE








Almohada



No hay nada que no pueda encontrar allí.
Las voces en los árboles, las páginas perdidas del mar.

Todo exepto el sueño mismo.

Y la noche es un río tendido
entre las riberas del hablar y del escuchar,

una fortaleza indefendida e inviolable.

No hay nada que no quepa allí:
las fuentes tapadas de hojas y barro,
las casas de mi niñez.

Y la noche comienza cuando los dedos de mi madre
sueltan el hilo
que vienen ovillando y desovillando
para tocar la frágil trama de nuestra historia.


La noche es la sombra de las manos de mi padre
poniendo el despertador para la resurrección.

¿O acaso el reloj se deshilachó y los números se borraron?

No hay nada que no haya encontrado hogar allí:
alas desechadas, zapatos perdidos, un alfabeto balbuceado.

Todo exepto el sueño.
Y comienza la noche

con la primera decapitación
del jazmín, su fragancia cautiva
que escapó, al fin, de las mortajas.




Traducción de  Claudia Ceraso.

Imagen: David Padilla, Cap. 1 Marea de letras, 2013.


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