Mundo de Dios
¡No te ciño
bastante en mis brazos, oh mundo!
¡Oh, tus
vientos, tus anchos cielos grises!
¡Tus nieblas que
se alargan y se esfuman!
¡Tus bosques,
este día otoñal, que, sufriendo,
se comban,
gritan casi de dolor! ¡Si aquel risco
estrechase! ¡Si
alzara la roca fina y negra!
¡No te ciño
bastante en mis brazos, oh mundo!
Siempre supe la
gloria que en todo brilla, pero
esto no supe
nunca;
tal pasión hay
aquí, que me parece
ir creciendo.
Señor, temo que al mundo
exceso de
hermosura diste hogaño.
Se me va casi el
alma. No, no dejes
caer hojas
ardientes; te lo ruego, no dejes que cante ningún pájaro.
Traducción de
Mariá Manent.
Imagen: Diego Rivera,
Niña con Alcatraces 1941.
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