Llevó aquel
sombrerito
Llevó aquel
sombrerito hasta que las sencillas
venas se
dibujaron, azules, en su mano;
hasta que,
suplicantes, en torno de los ojos
tranquilos le
dejó la púrpura sus trazos;
hasta que los
narcisos llegaron y se fueron
yo no sé cuántas
veces; y dejando
de llevarlo ya,
entonces
se sentó con los
santos.
Su paciente
figura en el crepúsculo
nunca ha de
sernos delicado encuentro;
y nunca más el
sombrerito tímido
por la calle del
pueblo;
coronas,
cortesanos, en cambio, allí veremos,
y en medio, tan
hermosa, ¿de quién es esa cara
esquiva y ya
inmortal, sino de quien ahora
hablamos en voz
baja?
Traducción de
Mariá Manent.
Imagen: Claude
Monet, La femme à l ombrelle, 1871.
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