Mi cabeza golpea las
estrellas.
Mis pies están sobre
la cumbre de las montañas.
Las puntas de mis
dedos están en los valles y las playas de la vida universal.
Abajo en la espuma
sonora de las cosas primigenias tiendo las manos y
juego con los guijarros del destino.
He ido y vuelto del
infierno muchas veces.
Sé todo lo del cielo,
porque he hablado con Dios.
Chapoteo en la sangre
y las entrañas de lo terrible.
Conozco la apasionada
captación de la belleza y la maravillosa
rebelión del hombre ante todos los letreros que dicen: "No pasar".
Mi nombre es la
Verdad y soy el preso más esquivo del universo.
Imagen: Francisco de
Goya, El Gigante, estampa de 1814-1818.
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