Otoño tardío
En la soledad de noviembre,
y en cuanto alcanza la vista, el parque se hunde
envuelto en el sueño fúnebre
de los espejos humeantes.
Y es que entre los árboles, milenariamente enfermo,
oscuro en sus profundidades, se extiende un lago,
y la sangre de las viñas y los castaños
flota sobre la superficie cobriza del agua.
Por entre los árboles, mi tristeza mira el horizonte
como un cuadro que no entendiera:
¿Detiene el sendero en lo hondo la arboleda o la espera?
El silencio es el eco de las ramas peregrinas.
Hospital de la tristeza, del remordimiento,
donde lloras tu amor incumplido
y recuerdas, con nostalgia y sufrimiento,
su imagen jamás encontrada.
Algunos alerces se han reunido a lo lejos,
mientras el parque reza en un murmullo…
Se cierra el anochecer como un libro
y el alma queda en prenda entre sus hojas.
Versión de Darie Novacèanu.
Imagen: Fotografía de Marco Barone.
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