jueves, 1 de mayo de 2014

SALVATORE QUASIMODO







En el justo tiempo humano



Yace en el viento de profunda luz
la amada del tiempo de las palomas.
De mí, de agua, de hojas está formada.
Sola entre los vivos, oh dilecta razón,
es una noche desnuda.
Su voz consuela
al ardor luminoso, a la alegría.
Como nos desilusiona la belleza,
la memoria se limpia
de las formas extrañas,
nuestro espejo interior se va limpiando
de afectos y fulgores.
Pero de lo profundo de tu sangre,
en el justo tiempo humano
renaceremos sin dolor. 




Traducción de Hugo Gutiérrez Vega.

Imagen: Andrea Kowch, Night Hill, 2010.

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