sábado, 10 de mayo de 2014

GIOVANNI QUESSEP








Joya abolida para el alma


No todo está perdido, piensas,
aguijoneado por el impulso de una redención,
aún es tiempo de que renazca
el árbol sacrificado por el verano.

Así pasas la vida, la fortuna,
imaginando el azul y el mar por ti cantado,
miras la noche que transcurre
sin una blancura, joya abolida para el alma.

¿Dónde lo verdadero entonces, dónde
la rosa revelada por un sombrío arrepentimiento?
Tal vez no todo sea falso, quizá tenga
ese color que dura después de la muerte.


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