Al alba busca su
nombre lo naciente
Sobre los troncos
soñolientos centellea la luz
Galopan las montañas
a la orilla del mar
El sol entra en las
aguas con espuelas
La piedra embiste y
rompe claridades
El mar se obstina y
crece al pie del horizonte
Tierra confusa
inminencia de escultura
El mundo alza la
frente aún desnuda
Piedra pulida y lisa
para grabar un canto
La luz despliega su
abanico de nombres
Hay un comienzo de
himno como un árbol
Hay el viento y
nombres hermosos en el viento.
Imagen: Hugo Simberg,
Keväällä Ilta (aikana jäiden), 1897.
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