Exilio
A Raúl Gustavo Aguirre
Esta manía de saberme
ángel,
sin edad,
sin muerte en qué
vivirme,
sin piedad por mi
nombre
ni por mis huesos que
lloran vagando.
¿Y quién no tiene un
amor?
¿Y quién no goza
entre amapolas?
¿Y quién no posee un
fuego, una muerte,
un miedo, algo
horrible,
aunque fuere con
plumas,
aunque fuere con
sonrisas?
Siniestro delirio
amar a una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que
fluye
como lava del
infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce
erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como
cuchillos
que se elevan en la
noche
y devastan la
esperanza.
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