domingo, 29 de septiembre de 2013

GEORGES RODENBACH






Epílogo

Es el otoño, la lluvia y la muerte del año,
la muerte de la juventud y del único noble esfuerzo
en el cual pensaremos a la hora de la muerte:
el esfuerzo de sobrevivir a la Obra acabada.

Pero es el fin de esa esperanza, la gran esperanza,
y el fin de un sueño tan vano como los otros:
el nombre de Dios se borra en los labios de los apóstoles
y el que más vigila es el que traiciona antes de la noche.

Guirnaldas de la gloria, ah, vanas, siempre vanas,
pero es triste sin embargo cuando se había soñado
con no perecer del todo, con haber salvado algo
y dejar un poco de sí en las barcas humanas.

¡Ay! la rosa que yo soy la siento desflorarse,
la siento que se marchita y que alguien la recoge.
Mi sangre no corre, se diría que se deshoja...
Y pues que la muerte llega, sueño con la muerte.

Traducción de Manuel Álvarez Ortega.

No hay comentarios:

Publicar un comentario