A dieta
Me acosté sin cenar,
y aquella noche
soñé que te comía el
corazón.
Supongo que sería por
el hambre.
Mientras yo devoraba
aquella fruta,
que era dulce y
amarga al mismo tiempo,
tú me besabas con los
labios fríos,
más fríos y más pálidos
que nunca.
Supongo que sería por
la muerte.
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