Montaña encantada
Entro en la montaña.
Una puerta de piedra
se cierra despacio.
Pensamiento, sueño y puente me asaltan.
¡Qué lagos tan
morados! ¡Qué tiempo tan alto!
La zorra dorada me
ladra en el corazón de los helechos.
Criaturas más santas
me lamen las manos: raras,
encantadas, pasan con
sus ojos fijos.
Las abejas de la
muerte vuelan zumbando
dentro del sueño de
los cristales,
así como los años.
Como los años.
Traducción de Rodica
Grigore.
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