El mundo
Queremos nombrar el
centro de las cosas,
el corazón sonoro de
las cosas,
el fervor silencioso
de las cosas.
Creemos: develar el
misterio
nos salva del
transcurso
de las horas que
gastan la memoria.
Mejor dejar las cosas
tras la tela paciente
de la araña,
tras el ala del ángel
traicionado
o el camisón que
crece en tu hermosura.
El alma de las cosas
es la niebla purísima
que deja
adivinar su nombre
verdadero.
No buscar los
prodigios. Esperarlos:
tu bramido de amor
que sale del espejo
que te copia:
esa reconstrucción
lenta del mundo
que afirma su materia
más durable.
Imagen: Gennady
Gorbaty, Mayo.
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