Al sufrimiento
De tanto serme
estrecha compañía
he llegado a sentirte
ya tan mío
que peor que tú mismo
es el vacío
que me queda sin ti.
Yo te querría
apretado a mi pecho
todo el día
por no quedarme a
solas con el frío
de ese lago parado y
tan sombrío
que es vivir en la
nada. Sufriría
más aún, ya lo sé,
pero un consuelo
en el propio sufrir
quizá nos nace
como una leve flor
allá en la arena.
Me lo has quitado
todo, tierra, cielo;
déjame sin embargo
que te abrace,
que todo cuanto he
sido está en mi pena.
Imagen: Pablo
Picasso, Mujer llorando.
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