Volviendo a casa
En el tren. El tiempo
pasa soñando.
En los cristales se
mecen los colores del crepúsculo.
Cuando haya llegado a
ti,
estaré nuevamente más
cerca de mi muerte.
Pero ahí estaré
sentado,
saciado bajo la luz
de la lámpara.
Todo lo habré
olvidado,
excepto lo único:
estar contigo.
Este amor desconoce
el ir y el regresar,
desconoce la
distancia y el tiempo sin alas;
el único impulso de
su anhelo,
es su hambre de
eternidad.
Oh, no puedo forzar
mi corazón
-corazón acostumbrado
a todas las carencias-
a creer que un solo
instante puede apagar
aquello para lo cual
una vida no basta.
Versión de Henriette
Colin.
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