miércoles, 22 de enero de 2014

J. C. BLOEM







Volviendo a casa



En el tren. El tiempo pasa soñando.
En los cristales se mecen los colores del crepúsculo.
Cuando haya llegado a ti,
estaré nuevamente más cerca de mi muerte.

Pero ahí estaré sentado,
saciado bajo la luz de la lámpara.
Todo lo habré olvidado,
excepto lo único: estar contigo.

Este amor desconoce el ir y el regresar,
desconoce la distancia y el tiempo sin alas;
el único impulso de su anhelo,
es su hambre de eternidad.

Oh, no puedo forzar mi corazón
-corazón acostumbrado a todas las carencias-
a creer que un solo instante puede apagar
aquello para lo cual una vida no basta.




Versión de Henriette Colin.



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