El
último poema
Así
querría yo mi último poema.
Que
fuese tierno diciendo las cosas más simples
y
menos intencionadas,
que
fuese ardiente como un sollozo sin lágrimas,
que
tuviese la belleza de las flores casi sin perfume,
la
pureza de la llama en que se consumen
los
diamantes más límpidos,
la
pasión de los suicidas que se matan sin explicaciones.
Imagen:
Édouard Manet, El suicida, 1877.
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