La isla del lago de
Innisfree
Me levantaré y me
pondré en marcha, y a Innisfree iré,
y una choza haré
allí, de arcilla y espinos:
nueve surcos de habas
tendré allí, un panal para la miel,
y viviré solo en el
arrullo de los zumbidos.
Y tendré algo de paz
allí, porque la paz viene goteando con calma,
goteando desde los
velos de la mañana hasta allí donde canta el grillo;
allí la medianoche es
una luz tenue, y el mediodía un brillo escarlata
y el atardecer pleno
de alas de pardillo.
Me levantaré y me
pondré en marcha, noche y día,
oigo el agua del lago
chapotear levemente contra la orilla;
mientras permanezco
quieto en la carretera o en el asfalto gris
la oigo en lo más
profundo del corazón.
Versión de Luis
Zalamea.
Imagen: Fotograma de
El hombre tranquilo de John Ford, 1952.
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