Tú y yo,
estamos sentados,
acurrucados como pingüinos
en un bloque de hielo
que anda a la deriva
por un desierto
océano.
Un día,
cuando el hielo se
haya derretido,
cuando nuestras almas
congeladas de realidad
se hayan deshelado
al ígneo resplandor
del sol que se acerca,
nos hundiremos
o ¡volaremos!
Traducción de
Francisco J. Uriz.
Imagen: Frederic
Edwin Church, Off Iceberg, Newfoundland, 1859.
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