jueves, 23 de enero de 2014

WILLIAM WORDSWORTH








Ahora, mientras los pájaros cantan alegres melodías
    y los pequeños corderos retozan
    como si bailaran al son de un tambor,
    a mí me invade la pena: un lamento me brindó alivio pasajero
    y ahora recupero mi fortaleza.

    Desde arriba resuenan las trompetas de las cascadas,
    mi dolor no enturbiará de nuevo la primavera.
    Oigo los ecos que retumban en las montañas,
    el viento llega hasta mí desde hermosos valles
    y nace la felicidad en mí.

    La tierra y el mar se entregan de nuevo a ella,
    y a mediados de mayo los animales se sienten alegres.
    ¡Tú, hijo de esa alegría, grita a mi alrededor,
    quiero oírte gritar, oh pastor feliz! 



Imagen: Hans Thoma, Sommer, 1872.



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