Ahora, mientras los
pájaros cantan alegres melodías
y los pequeños corderos retozan
como si bailaran al son de un tambor,
a mí me invade la pena: un lamento me
brindó alivio pasajero
y ahora recupero mi fortaleza.
Desde arriba resuenan las trompetas de las
cascadas,
mi dolor no enturbiará de nuevo la
primavera.
Oigo los ecos que retumban en las montañas,
el viento llega hasta mí desde hermosos
valles
y nace la felicidad en mí.
La tierra y el mar se entregan de nuevo a
ella,
y a mediados de mayo los animales se
sienten alegres.
¡Tú, hijo de esa alegría, grita a mi
alrededor,
quiero oírte gritar, oh pastor feliz!
Imagen: Hans Thoma,
Sommer, 1872.
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