Soy como un espíritu
que mora
en lo más hondo del
corazón.
Siento sus
sentimientos,
pienso sus
pensamientos
y escucho las
conversaciones más íntimas del alma,
la voz que sólo se
oye en el rumor de la sangre,
cuando el vaivén de
los latidos
se asemeja al
sosegado oleaje del océano estival.
He desatado la
melodía dorada
de su alma profunda y
me he zambullido en ella
y, como el águila en
medio de la bruma y la tormenta,
he dejado que mis
alas se adornasen
con el fulgor de los rayos.
Versión de Gabriel
Insuasti.
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