miércoles, 15 de enero de 2014

WALLACE STEVENS







El hombre de nieve



Se debe poseer un espíritu de invierno
para observar la escarcha y las ramas
de los pinos con corteza de nieve;

y haber tenido frío durante largo tiempo
para contemplar los enebros erizados de hielo,
los rudos abetos en el distante resplandor

del sol de enero; y no pensar
en ningún dolor al sonido del viento,
ni al rumor de las hojas,

que es el sonido de la tierra
llena del mismo viento
que sopla en el mismo paraje desnudo

para el que escucha, el que escucha en la nieve,
y, nada en sí mismo, contempla
esa nada que no está allí y la nada que está.




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