El otro
¿Por qué decir nombres de
dioses, astros
espumas de un océano
invisible,
polen de los jardines más
remotos?
Si nos duele la vida, si
cada día llega
desgarrando la entraña, si
cada noche cae
convulsa, asesinada.
Si nos duele el dolor en
alguien, en un hombre
al que no conocemos, pero
está
presente a todas horas y es
la víctima
y el enemigo y el amor y
todo
lo que nos falta para ser
enteros.
Nunca digas que es tuya la
tiniebla,
no te bebas de un sorbo la
alegría.
Mira a tu alrededor: hay
otro, siempre hay otro.
Lo que él respira es lo que
a ti te asfixia,
lo que come es tu hambre.
Muere con la mitad más pura
de tu muerte.
Imagen: Eduardo Naranjo,
Carlos en el estudio, 1998.
No hay comentarios:
Publicar un comentario