Noche de
insomnio
Estaba solo,
completamente solo,
incluso el sueño
nocturno me había abandonado...
De pronto me
pareció oír no unas palabras sino unos sonidos,
unos sonidos
siempre en tres suspiros
Como viento y
harina...
"¿Qué puede
ser eso? ¡No hay tiempo que perder!",
mascullé, y
enderezándome el cabello con un trago de vino
me puse en pie
y, desnudo, palpé en la oscuridad
y un momento
después la negra fiebre de mi mano
abría el
armario... En su interior las polillas agitaban los trajes...
Soy más mortal
que mi cuerpo...
Versión de Clara
Janés.
Imagen: Antonio
López García, Casa de Antonio López Torres, 1972-75.
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