El reverso de la luz
Jirones azulosos de viento
cansado,
monotonía de ademanes
rígidos.
Roído de polillas, un rostro
naufraga
en los grises enjuagues del
ocaso.
Un ruido casi imperceptible:
la caída de un ramo en la
memoria.
Una terraza; hierbas
amarillas
Crecen sobre la gran mesa de
piedra.
Se cenó aquí una vez, quien
lo creyera,
se partieron los panes
quejumbrosos.
Sombras enjutas, magras,
aquí pasan,
imágenes de muertos ha mucho
se deslizan
ignorando las manos que se
tienden.
Si al fin llegara una de
ellas,
y en sus cabellos, estrellas
fugaces
y en su mirada ejércitos
murieran,
lo oscuro de su huella
sería el reverso de la luz
que escapa.
Traducción de Rodrigo
Escobar Holguín y Vera Székács.
Imagen: Antonio Ros Güell,
Cipreses.
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