En el desierto
vi una criatura, desnuda,
bestial,
en cuclillas, que
tenía su corazón en la mano,
y se lo comía.
Le dije: “¿Está rico,
amigo?”
“Es amargo—amargo,” me
contestó;
“Pero me gusta
porque es amargo,
y porque es mi corazón.”
Versión de Inés Garland.
Imagen: lelik17, The devourer of hearts, 2005.
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