El río
Primero el río asombra: como al salir de
la noche
el día sin plumas con cortesías de pájaro.
Luego va, navega. Y manso con un cauce
extremo
prolongado infinitamente más profundo que
el tiempo verdadero
vuelve la espalda al viento penetra en las
tierras
ancestrales y se acrecienta y se abre
revuelto
por debajo pudriéndose exhalando un
aliento
oscuro. ¿Cree en dioses? Si se estremece
¿sería
por temor o por estar solo aunque
innumerable? Él
me atraviesa inscribe en mí su rúbrica
absorta.
De repente soy el río en sus abismos y la
corriente
palabras, el horizonte como un punto
suspendido,
inhalando el azul la confusión de las
lenguas, la arena
la sal, y sin
voz susurrando con todas las voces.
Imagen: Maurice
Sapiro, Gold on the Water, 2012
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