Te dejé entonces
Y un halito bullicioso levantó las blancas
casas,
los blancos sentimientos recién lavados
sobre
el cielo que con una sonrisa iluminaba.
Ahora tendré a mi vera un cántaro de agua
inmortal,
tendré un molde de libertad de viento que
sacude
y aquellas tus manos donde será el Amor
atormentado
y
aquella tu caracola donde resonará el Egeo.
Imagen:
Henri Cartier-Bresson, Sifnos-Grecia, 1961.
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