La promesa
Cuando
escuché tu voz en el mensaje
-¿cuánto
hace que no escucho tus palabras?-
que
grabado quedó por un descuido,
me
asusté –lo confieso- cual si oyera
palabras
que llegaran de ultratumba.
¿Y
si fuese verdad que falleciste,
que
usas tu poder para aterrarme?
Sabes
muy bien que temo a los espectros
y sé
que si vivieras callarías.
¿De
veras estás muerto, eres cadáver?
Si
así fuese utiliza como ahora
el
teléfono e indícame tu tumba,
tal
vez te lleve flores, tal vez rece
una
breve oración por tu reposo.
Y si
así lo deseas te prometo
acordarme
de ti de vez en cuando.
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