Los días venideros
Los días venideros no
llegaron.
Se agotaron,
fulgentes, en los brindis.
Lo por venir ya
estaba caducado
a la hora de soñar.
Os pido, dioses,
sólo sueños
portátiles, menudos,
cinta para medir el
horizonte,
y días que no
engañen, desde lejos,
como veleros gráciles
cargados de ataúdes.
Imagen: Obra de Ana
Teresa Barboza.
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