Viento huracanado
De pronto, nubes de
nieve
comienzan a asaltar
el aire,
cayendo, enmarañadas,
como la gruesa
cabellera de una niña.
Algunos ven una
parvada de cisnes,
otros, una flota de
barcos
o una sábana que se
va esparciendo,
pero la nieve toca
mis labios
Y fuera de toda duda
sé
que una niña, de pie,
aguarda:
No aceptará amante
alguno
hasta que me enrede
en su cabello.
Traducción de Pura López Colomé.
Imagen: Fotograma de Los sueños
de Akira Kurosawa, 1990.
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