A una fuente
Risa del monte, de
las aves lira,
pompa del prado,
espejo de la aurora,
alma de Abril,
espíritu de Flora,
por quien la rosa y
el jazmín respira;
aunque tu curso en
cuantos pasos gira
tanta jurisdicción
argenta y dora,
tu claro proceder más
me enamora
que lo que en ti
naturaleza admira.
¡Cuán sin engaños tus
entrañas puras
dejan por
transparente vidriera
las guijuelas al
número patentes!
¡Cuán sin malicia
cándida murmuras!
¡Oh sencillez de
aquella edad primera!
Huyes del hombre y
vives en las fuentes.
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