A las ruinas de Sevilla la Vieja
Esta rota y cansada pesadumbre
osada muestra de soberbios pechos,
estos quebrados arcos y deshechos,
y abierto cerco de espantosa cumbre,
descubren a la ruda muchedumbre
su error ciego, y sus términos estrechos;
y sólo yo, en mis grandes males hechos,
nunca sé abrir los ojos a la lumbre.
Pienso que mi esperanza ha fabricado
edificio más firme; y aunque veo
que se derriba, sigo al fin mi engaño.
¿De qué sirve el juicio a un obstinado,
que la razón oprime en el deseo
de ver su error, y padecer más daño?
Esta rota y cansada pesadumbre
osada muestra de soberbios pechos,
estos quebrados arcos y deshechos,
y abierto cerco de espantosa cumbre,
descubren a la ruda muchedumbre
su error ciego, y sus términos estrechos;
y sólo yo, en mis grandes males hechos,
nunca sé abrir los ojos a la lumbre.
Pienso que mi esperanza ha fabricado
edificio más firme; y aunque veo
que se derriba, sigo al fin mi engaño.
¿De qué sirve el juicio a un obstinado,
que la razón oprime en el deseo
de ver su error, y padecer más daño?
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