Cirabel
Llego siempre a tu
aposento
con una confusión de
bocas
y una zozobra de
hombre
a traerte la ofrenda
cotidiana
de mis manos huecas
Más o menos
cuando la ceniza de
la noche
se derrama sobre tus
pupilas
como ante una ciudad
inerme
Anudado tu grito de
silencio
no me dices nada
y nos contemplamos
como si no existieran
nuestros cuerpos
Imagen: Annie
Leibovitz, Annie Oakley’s heart target.
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