Amor
Mi alma era un traje
celeste como el cielo;
lo dejé sobre una
roca junto al mar
y desnuda llegué
hasta ti y parecía una mujer.
Y como mujer me senté
a tu mesa
y brindé con vino y
aspiré el aroma de unas rosas.
Me encontraste bella
y semejante a alguien que en sueños viste,
olvidé todo, olvidé
mi infancia y mi patria,
sólo sabía que tus
caricias me tenían cautiva.
Y tú, sonriendo,
tomaste un espejo y dijiste que me mirara.
Vi que mis hombros
estaban hechos de polvo y se desmoronaban,
vi que mi belleza
estaba enferma y ahora sólo quería desaparecer.
Oh, aférrame entre
tus brazos, tan fuertemente
que ya no necesite
nada más.
Versión de Renato
Sandoval e Irma Sítanen.
Imagen: Ilustración de Coles Phillips.
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