La hora
Tómame ahora que aun
es temprano
y que llevo dalias
nuevas en la mano.
Tómame ahora que aun
es sombría
esta taciturna
cabellera mía.
Ahora que tengo la
carne olorosa
y los ojos limpios y
la piel de rosa.
Ahora que calza mi
planta ligera
la sandalia viva de
la primavera.
Ahora que en mis
labios repica la risa
como una campana
sacudida a prisa.
Después..., ¡ah, yo
sé
que ya nada de eso más
tarde tendré!
Que entonces inútil
será tu deseo,
como ofrenda puesta
sobre un mausoleo.
¡Tómame ahora que aún
es temprano
y que tengo rica de
nardos la mano!
Hoy, y no más tarde.
Antes que anochezca
y se vuelva mustia la
corola fresca.
Hoy, y no mañana. ¡Oh
amante! ¿no ves
que la enredadera
crecerá ciprés?
Imagen: Felix Henri
Giacomotti, L'innocence, 1884.
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